La forma de demostrar que un proyecto tiene bases es lo que se llama Prueba de concepto (POC). Parece una idea simple: una inversión no se financiará a menos que pueda ofrecer un rendimiento. Si no podemos probar que un proyecto puede funcionar, entonces no hay uno para empezar.
¿Qué es una prueba de concepto?
Si bien la prueba de concepto tiene varias aplicaciones en diferentes campos (desde el marketing hasta la medicina), cuando se trata de desarrollo de software, estamos hablando de un proceso específico. Este proceso está diseñado para determinar si una idea de software se puede construir en el mundo real, qué tecnologías deben usarse en el desarrollo y si es probable que los usuarios previstos adopten el software.
Prueba de concepto frente a prototipo
La prueba de concepto puede parecer un prototipo, pero hay diferencias y cada una tiene su propia función. Una POC es una especie de pequeña prueba antes del proyecto para probar la idea. Existe únicamente para mostrar que un concepto de producto es funcional y puede desarrollarse.
La creación de prototipos es otro ejercicio importante. La creación de prototipos se realiza para ayudar a visualizar cómo funcionará un producto. Es un modelo funcional del producto final. Muestra diseño, navegación, maquetación, etc. Por lo tanto, una prueba de concepto valida que se puede hacer un producto y el prototipo muestra cómo se hace.
Cómo realizar una PoC
Para que los clientes e inversores acepten y apoyen una propuesta de desarrollo, hay que probar que la misma es práctica, funcional y comercialmente viable.
El procedimiento para asegurar lo anterior podemos enmarcarlo en 5 pasos.
1. Definir el punto de partida y llegada
El primer paso, como en todo proyecto, es tener claro cuál es el objetivo que se persigue. Para esto, es necesario definir de la manera más clara posible cuáles son los resultados esperados.
De esta etapa hace parte:
- El proceso de proyectar la viabilidad del proyecto, para probar que el mismo cuenta con el potencial necesario para despertar el interés de los clientes, usuarios, inversores y demás partes interesadas.
- La garantía de que cuentas con las capacidades para desarrollar el proyecto o el nuevo producto.
- La comprobación de que existe un mercado objetivo dispuesto a comprar tu solución.
2. Llevar a cabo las pruebas
Una vez definido el punto de llegada, debes asegurarte que el producto o servicio que ofreces cumple efectivamente con lo que promete.
Para esto, es necesario diseñar el flujo de trabajo a partir de los datos de entrada y tomar las decisiones que se requieran implementar durante el proceso de diseño. A partir de ahí, se crea el plan de pruebas para la integración del diseño.
En el caso del desarrollo de una solución de software, por ejemplo, será fundamental demostrar que la herramienta puede integrarse correctamente a los procesos de la empresa y a otras herramientas de tu cliente como su CRM o su software de contabilidad.
3. Recolectar el feedback
Cada prueba de concepto debe considerar una revisión de la información que se reciba por parte del cliente o usuario. El objetivo es documentar la experiencia general y cualquier otro tipo de información que pueda resultar valiosa para mejorar el producto, como por ejemplo:
- La evaluación de la facilidad de uso.
- Las características a preservar.
- Los comentarios sobre posibles mejoras.
4. Realizas las correcciones
A partir de la retroalimentación y comentarios, se analiza la necesidad de introducir correcciones y mejoras, en qué consisten y cuál será el plan de acción a seguir.
Con el concepto optimizado sobre la base del feedback recibido, ahora es posible preparar el desarrollo del producto, haciendo hincapié en:
- Las características que dan respuesta puntual a las nuevas necesidades detectadas,
- La tecnología o métodos que dan soporte al proyecto.
5. Presentar el producto
La presentación del producto o proyecto se hará detallando todos los componentes con los que contó el desarrollo, así como la consecución de los criterios de excelencia que se habrán definido en un comienzo. Para esto, es aconsejable apoyarse en métricas e indicadores que faciliten dicha verificación.
La inclusión de otra información detallada como la cantidad de recursos que fue necesaria y los esfuerzos operacionales que se requirieron, puede ser útil para dar una idea más global del proyecto.
El detalle sobre los beneficios generados, más allá de las características con las que cuenta el producto o proyecto, facilitan su validación por parte de los usuarios o, en el caso de requerir financiación, por parte de los inversores.
Fuentes: Entrepreneur.com & Appvizer.es